viernes, 2 de octubre de 2009

Evoco




Aquellos atardeceres rojos
que robaron mi alma
al sangrar en el estío...

Esa serpiente que se enrosca
en mi cuello sofocándome...

Tu ausencia que trae a mi presente
tu antigua existencia de materia vívida...

Tu espíritu que no me deja sola,
nunca lo estoy ¡lo sabes!

Somos aire, soy fuego...

Extraño el infinito
detestando mi corporeidad
y todos esos sentimientos
que hablan de humanidad,
que me hacen humana...

¡Aun no entiendo como puedo amar!
¡Cómo puedo sentir ese sentimiento
que me fragmenta en mil pedazos
para unirme después!

Ariadna de Alejandría

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